El Golf mk1: el inicio de una leyenda
El primer Golf se presentó en 1974, como el sucesor del mítico Escarabajo. Su diseño, obra del genial Giugiaro, rompía con la tradición de VW, apostando por unas líneas rectas y angulosas, un motor delantero transversal y una tracción delantera. El Golf mk1 tenía una carrocería de tres o cinco puertas, con una longitud de 3,70 metros, una anchura de 1,61 metros y una altura de 1,41 metros. Su maletero tenía una capacidad de 300 litros, ampliables a 1.100 litros abatiendo los asientos traseros. El Golf mk1 se ofrecía con motores de gasolina de cuatro cilindros, con potencias que iban desde los 50 CV del 1.1 hasta los 112 CV del 1.6 GTI, el primer deportivo de la saga. También había una versión diésel de 50 CV, que se introdujo en 1976. El Golf mk1 destacaba por su agilidad, su bajo consumo y su fiabilidad, y pronto se convirtió en un éxito de ventas. Además, dio lugar a variantes como el Golf Cabriolet, el Golf Country (un precursor de los SUV) o el Golf Caddy (un derivado comercial).
Las mejoras estéticas del Golf mk1
El Golf mk1 tuvo varias actualizaciones a lo largo de su vida comercial, que duró hasta 1983. Algunas de las mejoras estéticas que se introdujeron fueron las siguientes:
En 1976, se añadieron unos parachoques de plástico negro, en sustitución de los metálicos cromados, para mejorar la seguridad pasiva y la aerodinámica.
En 1978, se modificaron los faros delanteros, que pasaron a ser rectangulares en lugar de redondos, y se incorporaron unos intermitentes laterales en las aletas.
En 1980, se rediseñó la parrilla frontal, que adoptó un aspecto más moderno y deportivo, con unas lamas horizontales y el logotipo de VW en el centro.
En 1982, se cambió el diseño de las llantas, que pasaron a ser de aleación ligera y con un dibujo de cuatro radios.
Las mejoras de motor del Golf mk1
El Golf mk1 también tuvo varias mejoras en su gama de motores, que se fueron ampliando y potenciando con el paso de los años. Algunas de las mejoras de motor que se introdujeron fueron las siguientes:
En 1975, se lanzó el Golf GTI, el primer deportivo de la familia, que montaba un motor de gasolina de 1.6 litros y 112 CV, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 182 km/h. El Golf GTI se distinguía por su parrilla con una franja roja, sus faros antiniebla, su alerón trasero, sus asientos deportivos y su volante de tres radios.
En 1979, se introdujo el Golf GLD, la versión más ahorradora, que equipaba un motor diésel de 1.5 litros y 50 CV, con un consumo medio de 5,1 litros cada 100 km. El Golf GLD se reconocía por su parrilla con una franja verde y su distintivo en el portón trasero.
En 1982, se presentó el Golf GTD, la variante diésel más potente y deportiva, que contaba con un motor de 1.6 litros y 70 CV, que le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 13,5 segundos y de llegar a una velocidad máxima de 160 km/h. El Golf GTD tenía una estética similar a la del GTI, pero con una parrilla con una franja negra y un distintivo en el portón trasero.
Las posibilidades de la stage 1, 2 y 3 en el Golf mk1
El Golf mk1 era un coche muy apreciado por los aficionados al tuning, que buscaban mejorar su rendimiento y su aspecto con diferentes modificaciones. Algunas de las posibilidades de la stage 1, 2 y 3 en el Golf mk1 eran las siguientes:
La stage 1 consistía en una reprogramación de la centralita del motor, que podía aumentar la potencia y el par motor entre un 10 y un 15%. Esta modificación era sencilla y económica, y no requería de ningún cambio mecánico adicional.
La stage 2 implicaba, además de la reprogramación, el cambio del primer tramo del escape, llamado downpipe, por uno menos restrictivo, que permitía que los gases salieran más fácilmente y que el turbo trabajara mejor. Esta modificación podía incrementar la potencia y el par motor entre un 15 y un 25%. También se podía cambiar el intercooler y la admisión para mejorar la refrigeración y la entrada de aire del motor.
La stage 3 suponía el cambio de partes internas del motor, como los pistones, las bielas, los árboles de levas o el turbo, por unos de mayor rendimiento y resistencia. Esta modificación podía elevar la potencia y el par motor hasta un 50% o más, pero requería de un mayor desembolso económico y de una mayor atención al mantenimiento. También se podía mejorar la suspensión, los frenos y la dirección para adaptar el coche a las mayores exigencias.
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