En Seattle, los semáforos hacen chistes de millonarios con la voz de Elon Musk 😲🎤
Una simple contraseña como “1234” permitió que las calles de Seattle se convirtieran en un espectáculo de humor robótico. ¿Hacktivismo? ¿Descuidos? ¿Una nueva era del activismo digital?
Los semáforos que hacen reír (o preocupar) a los peatones 🚦😅
Imagina esto: estás por cruzar la calle y escuchas una voz que te dice…
“Por favor, no suban los impuestos a los ricos, o todos se mudarán a Florida. ¿No sería terrible?”
No es una escena de Saturday Night Live, es la nueva realidad en varias calles de Seattle, donde los botones de cruce peatonal han sido modificados para hablar… ¡con voces clonadas de Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg!
Lo más impactante no es solo el uso de inteligencia artificial para generar las voces, sino lo fácil que fue acceder al sistema: una contraseña predeterminada no modificada fue la puerta de entrada.
¿Qué ocurrió exactamente y por qué ahora? 📅
Durante las últimas semanas de abril y comienzos de mayo de 2025, ciudadanos en ciudades como Seattle y áreas de Silicon Valley comenzaron a compartir en redes sociales los insólitos mensajes de los semáforos.
Las frases imitaban a conocidos empresarios tecnológicos usando deepfakes de voz generados por IA, y se escuchaban cada vez que alguien presionaba el botón para cruzar.
💥 Esto no fue un error técnico. Fue un ataque planeado. Pero no malicioso.
¿Cómo lograron hackear los semáforos? 🔓🛠️
El truco fue tan simple que da miedo:
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Los dispositivos usan una app oficial llamada Polara para configuración.
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La app estaba disponible públicamente en tiendas como Google Play y App Store.
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La conexión con los dispositivos se hacía vía Bluetooth.
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Y aquí viene lo insólito: el PIN de acceso era “1234”. Nunca fue cambiado por los técnicos municipales.
🔐 Resultado: cualquier persona cerca del semáforo, con un móvil y un poco de curiosidad técnica, podía cambiar los mensajes de voz.
Video viral sobre el cambio de mensaje de voz
¿Quién está detrás? 🎭 Hacktivismo con sentido del humor
No hay pruebas concretas, pero todo apunta a una figura muy clara: los hacktivistas lúdicos.
Este tipo de hacking no busca robar datos ni causar daños, sino exponer errores de seguridad y provocar reflexión mediante el humor. Este tipo de bromas son frecuentes durante el verano de conferencias hacker, como:
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DEF CON
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Black Hat USA
Celebradas en Las Vegas cada agosto, suelen generar este tipo de “desafíos” informales entre expertos en seguridad.
¿Y ahora qué? Las reacciones oficiales 🧑💼🔧
El Departamento de Transporte de Seattle publicó un comunicado el 2 de mayo de 2025 a las 16:30h, confirmando que:
«Estamos trabajando activamente para restaurar los mensajes originales y reforzar los protocolos de seguridad en todos los cruces afectados».
Por su parte, la empresa Polara se defendió alegando que su software no fue hackeado. Simplemente, los responsables de tráfico no cambiaron la contraseña por defecto.
🔄 La solución es simple, pero lenta:
👉 Visitar cada intersección y cambiar manualmente el PIN de seguridad.
¿Un problema de risa o una advertencia seria? 🤖⚠️
Este incidente parece una broma… pero pone en evidencia una vulnerabilidad grave en los sistemas urbanos. No se trata solo de voces de Elon Musk diciendo chistes.
🔍 Este evento:
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Demuestra la falta de protocolos básicos de ciberseguridad.
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Expone cómo los deepfakes ya están integrados en el espacio público.
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Nos alerta sobre lo que podría pasar si alguien con malas intenciones usara el mismo método.
Tecnología, sátira y negligencia: una combinación peligrosa 💻🃏
Ya no estamos hablando de ciencia ficción. Hoy, una voz falsa con IA puede controlar un espacio físico y alterar la experiencia urbana. Si no actuamos rápido, este tipo de bromas podrían volverse peligrosas.
Reflexión final: ¿y si el próximo mensaje no fuera un chiste? 🧠
Mientras algunos se ríen, otros comienzan a ver los riesgos reales de la IA mal implementada en las ciudades. Si un PIN de cuatro dígitos permite acceder a la infraestructura urbana, es hora de repensar completamente la ciberseguridad ciudadana.
Seattle aprendió esta lección con risas. Pero la próxima ciudad… podría no tener tanta suerte.
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